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viernes, 1 de febrero de 2013


BARBEROS EN LA EDAD MEDIA

Nació esta profesión con el nombre de barberos, porque su labor principal era rasurar a los clientes, además de cortar el pelo, pero con la evolución que estos profesionales han tenido, ahora se han convertido en  peluqueros, porque son los que cortan y manipulan el cabello, habiéndose casi perdido la labor de afeitar y arreglar la barba.
Pero en la Edad Media, los barberos, además de afeitar y cortar el pelo, no se limitaban a esta labor, llegaban a desempeñar funciones mas propias de los médicos, algo que produjo enfrentamientos y disputas profesionales,  ya que los barberos ejercían como dentistas, eran los que hacían las pequeñas curas de heridas e infecciones, sajaban los diviesos y realizaban las sangrías, algo muy normal en aquella época.
Cuando llegaba la primavera en la Edad Media, era normal que los campesinos fuesen desde las aldeas a las ciudades, no solo para cortarse el pelo, también iban para una renovación de la sangre, ya que tenían la creencia que renovando la sangre, especialmente en la estación primaveral, se alejaban las enfermedades. Para ello, los barberos sumergían el brazo del paciente en agua caliente y se lo presionaban con un torniquete. Entonces, buscaban las venas que estaban hinchadas y, a la que creían más conveniente  le extraían la sangre mediante una incisión.
Los barberos en aquella época eran considerados como cirujanos de bajo nivel, ya que para ejercer la profesión no era necesario efectuar exámenes, como lo hacían los cirujanos de carrera.
Los cirujanos de academia o de carrera, en Europa, habían pasado por una Universidad y en nuestro País, se efectuaban los estudios en el Real Colegio
Eran curiosas las prerrogativas de cada uno,  porque a los cirujanos de carrera se les permitía utilizar caballerías, pero  los barberos tenían que hacer sus rondas a pié, porque no les permitían su uso
Después del Descubrimiento de América, las autoridades vieron la necesidad  del envío de barberos-cirujanos para la atención de nuestra tropa y la de los colonizadores que fueron poblando las diferentes zonas y se ofrecieron muy buenas condiciones económicas para los que quisiesen emigrar desde España, por lo que fueron familias completas acogidas a estos beneficios.
Entre los antecedentes que he podido consultar sobre los barberos que emigraron de nuestra provincia de Huelva, he encontrado tres y cuyos datos son como sigue:
Francisco Canciano, natural de Gibraleón, que embarco para México el 1 de abril de 1538. El apellido Canciano no me parece sea de esta zona, pero hemos de tener en cuenta que en Gibraleón había un gran numero de funcionarios, al frente de los negocios del Duque de Béjar, Señor de la Villa, y es posible que este perteneciese a alguna familia foránea.
También tenemos a Francisco Hernández, natural y vecino de Ayamonte. Hijo de Antonio de Vega y de Águeda Fernández, que acompañado de su mujer, Maria González y su hijo Cristóbal, embarcaron para Yucatán el 22 de febrero de 1571
Además fue el natural y vecino de Santa Olalla, Francisco Sánchez, hijo de Ana Lope y de Francisco Sánchez. Este iba acompañado de su mujer, Juana Pérez, también natural de Santa Olalla que marcharon con destino a Nueva España el 4 de junio de 1572.
Entre los datos que poseo, no he encontrado más paisanos, pero no dudo que irían más barberos entre los emigrantes de nuestra tierra.
Y esta es la pequeña historia de los barberos-cirujanos, profesión que ha ido disolviéndose con el transcurso del tiempo, hasta convertirse en lo que decíamos al principio, peluqueros.
                           Ángel Custodio Rebollo Barroso

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