La mayor prueba de la importancia del vino
lepero en aquellas tierras, la encontramos en los Cuentos de Canterbury, en los
que el autor, el escritor Geoffrey Chaucer, que también era experto en vinos,
ya que su padre era un vinatero proveedor de la
Real Casa de su Majestad, dice
textualmente, “”… Apartaos del vino, sea blanco o sea tinto y muy especialmente
de aquel que procedente de Lepe se vende en Fish Street y en Cheapside. Este
vino español es preferido a cualquier otro, desprende tales vapores, que
después de beber tres vasos, a un hombre que vive en Cheapside le parece
encontrarse en España, no en la
Rochela ni en Burdeos, sino en la mismísima población de
Lepe…”
Vemos que Chaucer era un devoto de los
caldos leperos y defiende su aroma y su poder de captación. Pero todo tiene su
fin y fue la maldita Inquisición que tanto daño hizo, quien la suprimió
prohibiendo su exportación y deteniendo a Thomas Pery, inglés residente en
España y el encargado de efectuar los
intercambios comerciales.
Se dice que la medida cayó tan mal en
Inglaterra que decidieron atacar a todos los barcos españoles que hacían transporte
de vinos, hundiéndolos en muchos casos, algunas veces apropiándose de la
mercancía antes de producir la catástrofe
La agricultura en Lepe ha evolucionado y
quedan muy pocas viñas, ya que la fresa y la naranja, son los cultivos de los
que viven actualmente los agricultores de aquella comarca, entre otras cosas
porque produce unos mayores rendimientos.
De este comercio que había entre Lepe e
Inglaterra, han surgido no pocas leyendas, entre ellas la del lepero, que unos
llaman José y otros Manuel, que ganó el reino de Inglaterra por un día, en una
partida de cartas que jugó con el entonces Rey en una posada del camino hacía Londres.
Ángel Custodio
Rebollo
No hay comentarios:
Publicar un comentario