BEAS Y TRIGUEROS
Todo empezó en diciembre de 1342, cuando el
rey Alfonso XI concedió a Juan de la
Cerda , bajo privilegio rodado que se conserva en el Archivo
del Ducado de Medina Sidonia, las aldeas de Beas y Trigueros, pertenecientes al Condado de Niebla.
Juan de la Cerda era Infante de Castilla, Señor de Gibraleón,
de Huelva, de Manzanares y de Deza. Sus padres fueron Alfonso de la Cerda y Mahalda de Narbona.
Estaba casado con Maria de Portugal, hija del rey Dinis del País vecino.
Cuando falleció el Infante de Castilla, en
la lectura de su última voluntad una de
las cláusulas decía:
“ Y para cumplir y pagar este mi
testamento, como yo lo ordeno, hago mis albaceas y ejecutores de mi testamento
a Gonzalo García de Gallegos, a fray Juan, mi confesor y a Juan Sánches
d’Alcoas, mi vasallo, y apodéroslos en todos mis bienes muebles. Y mando que
los vendan a cualquiera que mas dieren por ellos..Otrosí, que vendan a
Trigueros y a Beas a quien mas diere por ellos, que sea natural del reino….”
Los albaceas se pusieron inmediatamente a
la tarea de efectuar esa venta y pensaron que a quien mejor que al Condado de
Niebla, a la que estos lugares habían pertenecido anteriormente
La oferta fue aceptada por el Concejo del
Condado de Niebla y solicitada la oportuna autorización de la Corona , quién también la
aceptó, fijándose el precio de la venta en cien mil maravedíes, de los cuales
el rey hizo merced de la mitad, o sea cincuenta mil, quedando el resto a cargo
del citado Concejo.
El 27 de mayo de 1346, y ante el escribano
publico de Niebla, Pero Simón y en presencia del Concejo de Niebla, actuando
como testigos García Fernández de Pinna, Sancho López Diacastillo, canónigo de
Segorbe y Gonzalo Ruiz de Alcalá, que habían sido designados por Maria de
Portugal para recibir el importe, fue otorgada la correspondiente carta de
pago, que además fue suscrita por los albaceas testamentarios, Gonzalo García
de Gallegos y Juan Sánches d’Alcoas.
Y ésta es la historia de cómo Beas y
Trigueros, pasaron de nuevo a pertenecer al Condado de Niebla.
Ángel Custodio Rebollo
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