HISTORIA DE ESTEVANICO EL MORO
No se conoce la fecha
del nacimiento de este esclavo, que vino al mundo en la aldea de Azemmour, en la costa atlántica de Marruecos, aunque se
calcula que nació alrededor de 1501.
Su madre murió a los
pocos meses de nacer él, haciéndose cargo de la familia el padre que hacía
trabajos de carpintería y herrería en el
pueblo.
Pertenecían a la tribu
de los Hausa y su familia tenía fama en la tribu por su altura, ya que eran mas
altos que el resto de sus vecinos.
En 1513, los portugueses
invaden el pueblo de Azemmour, saqueando lo poco que hay de valor y sometiendo
a los nativos a la esclavitud, hambre y miseria.
Unos portugueses que
tenían comercio de esclavos entre África y Europa, capturan a Estevanico, ya
que consideraban que tendría un buen precio de venta por su altura y su
constitución atlética.
Desde Azemmour el
mercader de esclavos lo lleva para Lagos, en el Algarve portugués, donde había
un importante comercio humano, en un edificio que aún se conserva.
Cuando el barco del
mercader iba hacia Portugal, al pasar cerca de la costa de Huelva, era
costumbre que estos barcos recalasen algunos días en Gibraleón, ya que al mismo
tiempo que reponían fuerzas de la travesía, como el Duque de Bejar tenía
negocio de esclavos, era aprovechada la
parada para la venta de algunos de ellos entre los que acudían al pueblo
onubense. Esto ocurría alrededor de 1526.
Al llegar a Gibraleón
nos encontramos con Pablo Dorantes, hombre de confianza del Duque de Bejar y
que al parecer era una de las personas
que llevaban la administración de los bienes del Duque y por ello de las
compra-ventas de esclavos.
Con Pablo Dorantes y su
esposa Isabel de Carranza vivía en Gibraleón su hijo Andrés Dorantes, que había
decidido alistarse como Capitán en la expedición de Pánfilo de Narváez , por lo
que el Capitán Andrés Dorantes que pidió a su padre le proporcionase un criado
para su aventura, tomo a Estevanico como esclavo personal y ambos formaron
parte de la expedición que partió de Sanlucar de Barrameda, al mando de Pánfilo
de Narváez
Pánfilo
de Narváez había obtenido permiso del
Rey Carlos V para en su nombre conquistar la zona que actualmente comprenden
Texas, Arizona, Florida y el norte de México
y como premio seria nombrado gobernador de la región.
Durante
aquella época el aire estaba lleno de historias de aventuras y de leyendas
sobre las cantidades de oro y plata que llegaban de América, por lo que el 17
de junio de 1527 navegaron desde España hasta Santo Domingo, cinco naves
sobrecargadas que convirtió aquel viaje en una historia de pesadilla, porque
además de los componentes de la expedición, llevaban en los barcos, caballos,
cerdos, cabras y ovejas, todos hacinados de tal forma que nada mas llegar a la
orilla en Santo Domingo, ciento cuarenta de los seiscientos que iban
abandonaron.
El viaje continuó siendo
un desastre porque cuando llegaron a Cuba, dos barcos que Pánfilo de Narváez
había enviado a la Isla de Trinidad con sesenta hombres y veinte caballos,
fueron sorprendidos por un huracán y desaparecieron, por lo que tuvieron que
refugiarse en Cuba todo el invierno hasta febrero de 1528 en que partieron para
Florida uniendo un nuevo barco que Pánfilo de Narváez había comprado en Cuba y
llegando por fin a la costa de Florida el 12 de abril de 1528, después de haber
perdido en la travesía a varios hombres y animales.
El 1 de mayo de 1528,
260 hombres a pié, cuarenta jinetes, cinco frailes y varios criados y esclavos
marcharon desde la Bahía de Tampa hacia el norte. Pánfilo de Narváez no atendió
los consejos de los militares que iban en la expedición, que le pedían que
formasen allí mismo una población y después de planificar detenidamente marchar
para cumplir su cometido.
Fueron dos semanas
espantosas, cuando llegaron exhaustos al río Withlacoochee el 15 de mayo de
1528, todos, personas y caballos,
picados por insectos voladores, moscas, abejas y todo tipo de mosquitos
y quemados por el sol, además de mal alimentados.
Cuando
estaban en el río fueron rodeados por indios en actitud amenazante, pero después
de una corta lucha, los indios se rindieron y llevaron a los españoles a su
aldea, donde le explicaron a Narváez que había una ciudad con mucha riqueza el
norte, ofreciéndose los indios como guías
Esta fue la primera
expedición que exploró por tierra el sur de los Estados Unidos.
Cuando llegaron a otro
río, el que los indios denominaban Suwannee, adelantó a un jinete a caballo
para cruzarlo y ver su profundidad, pero tanto el jinete como el animal, fueron
arrastrados por la corriente y se ahogaron. Esto sucedió el 17 de junio de
1528.
A finales de junio
llegaron a la ciudad que habían dicho los indios, Apalachen, que era un caserío
de cuarenta chozas cubiertas con paja, con mucho fango y muy sucia.
Los exploradores
ocuparon la ciudad que solo estaba habitada por mujeres horrorizadas y niños,
ya que los hombres había huido.
Narváez había perdido
una fortuna en la expedición y no había recuperado nada de valor. Sus hombres
estaban muertos de hambre y mucho enfermos.
Recuperaron fuerzas con
los alimentos que les quitaron a los indios; maíz, calabazas, raíces, y
pescados secos.
Al segundo día, los
Apalaches que habían huido a las montañas atacaron a los españoles y los
hicieron huir, aunque antes incendiaron las chozas. Llegaron al mar y
decidieron construir algún barco ó cosa parecida para salir de aquel infierno,
pero se encontraron que en la expedición solo había un hombre que había sido
carpintero y no tenían herramientas ni material, pero con madera de pino y
calafateando con las fibras de resina del
palmeto de pino, además de aprovechar sus ropas para construir las
velas, se hicieron a la mar. Aparte de ello, el alimento escaseaba cada vez
mas, se habían comido ya los pocos caballas que les quedaban y la mayoría de
los hombres estaban lesionados o enfermos con fiebre y disentería.
Terminaron las barcazas
y en septiembre marcharon río abajo los 242 hombres que quedaban, sin ningún
caballo, porque el que último se lo habían comido el día antes de partir.
Los primeros días de
navegación fueron muy bien, pero cada vez que se acercaban a las orillas del
río para conseguir agua dulce o alimentos, eran atacados por los indios o por
las tormentas, por lo que Pánfilo de Narváez decidió que los barcos se
dispersaran para conseguir salvarse el que pudiera.
Cuando llegaron el 6 de
noviembre de 1528 a la isla de Galveston y Bahía de Lavaca, el barco de Pánfilo
de Narváez se había perdido en el mar y al reencontrarse vieron, con horror,
que solo quedaban cuarenta y ocho hombres.
De estos 48, el primer
día del año 1529, habían muerto muchos por hambre y enfermedad y por los
ataques de los indios y solo quedaban Estevanico, el esclavo negro, y 15
españoles. Cuando trece de ellos intentaron moverse por la costa para intentar
escapar, mataron a otros tres y los que quedaron fueron visitando las aldeas
durante cuatro años largos, siempre como esclavos de los indios y para obtener
alguna comida, hasta que llegaron a una en la que el Jefe estaba muy enfermo y
al llegar y ponerle uno de los españoles la mano encima con agua fría, el Jefe
indio sanó y los tomaron por hechiceros, con lo que estuvieron viviendo de
aldea en aldea, actuando de chamanes.
En esto tuvo especial
acierto Estevanico, que iba adornado como en su tribu, con abalorios y
colgantes que sonaban como cascabeles y bailaba en plan ritual ante los
enfermos. A ello le unimos que por su atractivo físico y por ir muchas veces
materialmente desnudo, era muy codiciado por las indias que gustaban de estar
con él.
Así estuvieron durante
siete años, vagando por unas tierras inhóspitas, siempre intentando escapar y
quedando al final vivos tan solo cuatro; tres capitanes, Alvar Núñez Cabeza de
Vaca, Alonso del Castillo Maldonado, Andrés Dorantes Carranza y Estevanico.
Quedó un cuarteto de
personas valerosas, inteligentes y resueltas, que atravesaron a pié, lo que es
hoy el Estado de Texas y llegaron después de ocho años a zona civilizada.
De los cuatro que
quedaron, Estevanico era hombre grande y de gran alcance, con una mente rápida.
Aprendió fácilmente los dialectos usados por los indios, ya que tenían cierta
similitud con los utilizados en África y aunque comenzó la expedición como
esclavo, se convirtió en el hombre clave de la cruzada y que salvó a los otros
tres del triste fin que tuvieron el resto de los expedicionarios, si bien el
líder del cuarteto siempre fue Alvar Núñez Cabeza de Vaca, al que todos
obedecían, ya que no olvidaban que había llegado a la expedición como Tesorero
Real.
Los cantes y bailes de
Estevanico y la confianza que daba a los indios con sus conjuros y rezos, hizo
que en muchas ocasiones salvasen el pellejo.
Después de muchas
penalidades, y con las fuerzas justas llegaron a un puesto avanzado en el
pequeño pueblo de San Miguel de Culiacán en mayo de 1536, donde fueron
recibidos como auténticos héroes ya que todos los habían dado por muertos, por
el Gobernador de Nueva Galicia, Nuño de Guzmán,
Después de unos días de
comer y reponer fuerzas, fueron llamados por el Virrey de México que quería
conocer la aventura en su totalidad.
Llegaron a México en
julio de 1536 y el virrey Antonio de Mendoza pidió a Dorantes que él y su
esclavo Estevanico, acompañasen a la expedición que organizada por el
franciscano Fray Marcos de Niza partiría para las míticas siete ciudades de
Cibolá, a lo que Dorantes no quiso aceptar, pero cedió o vendió a Estevanico al
virrey.
Al parecer Dorantes y
Cabeza de Vaca esperaban que le concedieran licencia real para colonizar Texas
y Nuevo México, quedando muy desilusionados con ello.
En febrero de 1539,
salió la expedición de Fray Marcos de Niza,. Iba por delante de la expedición
Estevanico, que enviaba con corredores cruces que indicaban que hacia
descubrimientos, pero de poca importancia, por lo que las cruces eran pequeñas.
De pronto descubrió
Hawikuh, un pueblo de la tribu Zuni y envió un corredor con una cruz muy
grande.
Cuando llegó a la aldea,
Estevanico fue recibido por los Zunis con desconfianza, por lo que le ordenaron
que esperase en las afueras mientras los ancianos discutían sobre dar la
autorización o no.
A la siguiente mañana, los
Zunis atacaron y mataron a Estevanico.
Andrés
Dorantes embarcó en el puerto de Veracruz para volver a España, pero, pero el
barco que lo traía era viejo y tuvo que volver a puerto, lo que él consideró un
mal presagio y desistió de retornar a Gibraleón.
Se casó con Maria de la
Torre, viuda de Francisco Valdés y a la muerte de ésta se volvió a casar con la
viuda de Antonio Gómez de la Corona. Tuvo 14 hijos en Nueva España y murió en
1550.
Alonso del Castillo,
después de su aventura decidió continuar en el Nuevo Mundo, aunque hizo una
breve visita a España y volvió como funcionario de Hacienda a Guatemala. Se
casó y murió al final de la década de 1540.
Alvar Núñez Cabeza de
Vaca, volvió a España y en 1540 regresó a América como segundo Adelantado del
Río de la Plata, aunque allí las cosas no le fueron muy bien, fue acusado de
maltrato y estuvo encarcelado dos años y posteriormente enviado de nuevo a
España, donde aun cuando lo encontraron culpable, fue perdonado por el rey.
Fue nombrado juez del
Tribunal Supremo de Sevilla, siendo Prior de un Convento de la misma ciudad y
murió en 1564..
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