EL OTRO SAN JUAN DEL PUERTO
Todo
empezó hace casi un año, cuando recibí una oferta de varios libros con la
temática de la colonización de América.
Adquirí
entre otros, una edición actual del libro de Eugenio Ruidiaz y Carabia, “La
Florida, su conquista y colonización”, publicado por primera vez en 1893.
Cuando le daba un primer repaso, me detuve en unos anexos que se habían añadido en la edición actual y entre ellos
había uno titulado “Misiones, Conventos y Casas de Indios” y en su lista
ocupaba el segundo lugar un nombre; “San Juan del Puerto”
Al
leerlo, mi curiosidad se despertó e intenté localizar las paginas donde se
mencionaba San Juan del Puerto, pero el resultado fue negativo, ya que en un
libro de mas de 800 páginas, era como buscar una aguja en un pajar.
Decidí
indagar y me puse en contacto con historiadores e investigadores amigos y tan
solo uno me dijo que había oído que en América existía una iglesia que se
llamaba así, pero que no sabía mas.
Me
puse en contacto con la Diócesis de Orlando, a la que pertenece La Florida y me
contestaron muy escuetamente que en 1587 hubo una Misión en La Florida, fundada
por la Orden Franciscana, con el nombre de San Juan del Puerto, pero que
lamentablemente fue totalmente destruida en 1702.
Desde
entonces he investigado en archivos y
leído todos los libros que han caído en mis manos sobre las misiones y
la conquista de La Florida por Pedro Menéndez de Avilés. He contactado con el
Gobierno de La Florida, con los Franciscanos en los Estados Unidos,( quienes me
han facilitado todas mis consultas), con varias asociaciones genealógicas y
Cámaras de Comercio ubicadas en La Florida, he leído la correspondencia de
Menéndez de Avilés y consultado en Internet, pero lamentablemente no he
conseguido conocer el nombre del Franciscano que fundó la Misión de San Juan
del Puerto, para saber si era alguien natural de esta población en España.
Como
se acercan las Fiestas de San Juan Bautista y en mi deseo de tener finalizado
este articulo para la revista que edita el Ayuntamiento, quiero comunicar lo
que he averiguado y prometo informar en el futuro, de todo lo nuevo que llegue
a mi poder.
Los
españoles llegan a la Florida
En 1512, Juan Ponce de León descubre las tierras de La
Florida, que llamó así por que llegó en los días de Pascua Florida. Vuelve en
1521, con la idea de conquistarla, pero tiene que abandonarla ante la
hostilidad de los indígenas. Hay nuevos intentos en 1526, por Lucas Vázquez de
Ayllón y en 1528, por Pánfilo de Narváez, pero siempre con resultados
negativos.
En
1539 Hernando de Soto, a quien se le
otorgó el titulo de Adelantado de la Florida, llega a la Bahia de Tampa,
que llamó del Espíritu Santo, sin conseguir colonizar, lo que intenta de nuevo,
Tristan de Luna y Arellano en 1559, también con resultados adversos.
Tantos
intentos fallidos llegan a conocimiento de Felipe II, que dicta un Decreto
prohibiendo que se realicen incursiones particulares a La Florida sin permiso
expreso de la Corona española.
Y
fue en 1565 cuando el Almirante Pedro Menéndez de Avilés, nombrado por Felipe
II Adelantado de La Florida fondeó en lo que se llamó Cabo Cañaveral, hoy
conocido en todo el mundo porque desde allí se lanzan los cohetes espaciales.
El 8 de septiembre, fundo la primera población en lo que hoy son los Estados
Unidos de América, San Agustín de la Florida, donde ese mismo día ofreció la
primera misa el Padre Franciscano, Francisco López de Mendoza y Grajales y se
creo la primera parroquia del país, que llamaron “Nombre de Dios” y que aún
sigue en pié.
San Juan del Puerto. La Florida
La
Misión de San Juan del Puerto, en La Florida, existió desde 1587, y fue fundada
por los Padres Franciscanos y a su alrededor fue construido el pueblo, que
también tenía la misma denominación, estando habitado por los indios Saturiwa,
de la familia de los timucuanos, que eran sedentarios y semiagricolas, viviendo
generalmente de la caza y de la pesca. Cultivaban maíz y cereales, y la siembra la hacían en
parejas; el hombre delante cavando y la mujer le seguía sembrando.
Eran
corpulentos, altos y bien formados y generalmente, había muy pocos de baja
estatura. Eran débiles y flemáticos para el trabajo, aunque muy ingeniosos y siempre atentos a conocer y aprender todo
lo nuevo. Trabajaban muy bien la madera y por lo general, eran excelentes carpinteros.
Las
mujeres llevaban el cabello suelto y se cubrían desde la cintura hasta la
rodilla con ramajes. Existía entre ellos la poligamia, lo que fueron
desterrando por influencia de los misioneros.
El pueblo estaba regido por un cacique y en algunos casos
por una mujer que llamaban cacica; el cacique, generalmente era corpulento,
alto de cuerpo, enjuto y bien dispuesto. Altanero y aparentaba no sentir
curiosidad por los visitantes o lo que traían, aunque a veces le vencía la
curiosidad que no conseguían resistir. Al cacique de San Juan del Puerto, lo
bautizaron los misioneros y le pusieron el nombre de Juan Quevedo.
El
pueblo estaba formado por chozas circulares, cubiertas con hojas de palmito y
en el centro había una zona comunal o casa de consejo, que denominaban “bujío
grande” y era donde se reunían para tomar las decisiones tribales. En la plaza
central, se celebraban los festejos en los que se cantaba y bailaba junto a una
gran hoguera. Toda la aldea estaba
protegida por una empalizada formada por troncos de árbol.
En
un informe del Padre Franciscano Francisco Pareja, (de quien hablaremos mas
adelante), hay una descripción sobre el pueblo y sus habitantes que creemos de
interés y transcribimos a continuación: “Digo y declaro lo siguiente: que ha
siete años que asisto en la conversión y enseñanza de estos naturales, y que
todo este tiempo e estado instruyendo y bautizando, asistiendo en este pueblo
de Sant Juan del Puerto, barra que llaman de Sant Mateo, así en este de donde
soy Vicario y en los pueblos a él comarcanos, que son la Vera Cruz, questá
cinco leguas, y Potayá questá cuatro;
Sant Mateo, questá dos; Sant Pablo, questá legua y media; Hicacharico, questá
una legua; Chinieca, questá legua y media; Carabay, questá un cuarto de legua,
los cuales diez pueblos todos son cristianos, y en ellos había quinientos
cristianos, entre grandes y pequeños, como consta en el libro de bautismo. En
los cuales dichos pueblos hay sus iglesias, donde se les dice de cuando en
cuando misa, y se celebran los demás sacramentos, yéndolos yo a visitar, donde,
por entender la lengua, les declaro las cosas de la ley de Dios. Y fuera destas
visitas acuden a la cabeza, ques dicho pueblo de Sant Juan, las fiestas
principales a oír la doctrina, que se les enseña, y a oír misa y a celebrar los
oficios divinos, donde hay naturales que ofician en las misas cantadas y
vísperas, y se junta el recibimiento de las bulas y Semana Santa; y así mesmo a
una cofradía de la santa Vera Cruz, que en este pueblo de Sant Juan, cabeza de
la dicha Vicaría han instituido con su pobreza. Y ansi mesmo hay naturales,
hombres y mujeres, que por estar adelante en las cosas de la cristiandad y
tienen suficiencia, comulgan, aunque no son muchos los de la Comunión; y en lo
que es las confisiones, no sólo al tiempo instituido por la Iglesia se
confiesan, sino también entre año.”
Trece
años después, el mismo Padre Pareja emite otro informe que dice: “Digo que
ha mas de veinte años que los más aprovechados van adelante en las cosas de la
fe, y se les ha dado la Sagrada Comunión, la cual reciben con mucha devoción; y
que así entre éstos como en los de la tierra adentro, siendo Custodio, examiné
algunos que los Padres me pedían viese si se les podía dar la Comunión; y entre
ellos hay indios que saben catequizar y mujeres indias que a otras también
catequizan para ser cristianas, y que acuden así a las misas obligatoria que
los domingos y fiestas ellos ofician y cantan, y en algunas partes tienen sus
cofradías, la Procesión del Jueves Santo, y acuden de los pueblos de visita al
de la cabecera para oír la Salve, que se canta los sábados, y se quedan a
dormir para oír el domingo la misa. En todos los pueblos tienen sus iglesias, y
se precian de hacerlas unos mejores que otros, y acuden a la mañana y tarde a
tomar agua bendita y rezar, y se juntan en la casa de la comunidad a enseñarse
unos a otros el canto y leer. Y cada vez que el religioso sale de su convento a
alguna parte algo lejos, como es el presidio, a algunos negocios necesarios, o
que se va a curar allá alguna indisposición que padece, muchos indios y indias
piden que se quieren confesar, diciendo; “Quizá me podré morir antes que V.R.
vuelva”. Y cuando alguno está enfermo, luego envían algún correo de los
pueblos, para que los confiesen y den la Extrema-Unión. Y aunque algunos mueren
en las visitas, mandan en su testamento, que vocalmente hacen, que le lleven a
enterrar donde los Padres dicen cada día la misa, que es la cabecera de tres o
cuatro pueblos que tienen de visita cada religioso. Otros se hacen traer en
canoas do está el Padre, estando indispuestos, para confesarse, y confesados se
vuelven a sus casas o chozas; y son piadosos con sus difuntos, pues no sólo el
día de la conmemoración general dellos les llevan alguna ofrenda, como son
calabazas o fríjoles o alguna canastilla de maíz o algún cenacho de harina
tostada; sino que entre año le dicen misa con alguna cosilla de las sobredichas
que dan de ofrenda en limosna; y el lunes a la procesión de las Animas acuden a
hallarse a ella y oír la misa. Estas son las señales que yo he visto y otras
que, por evitar prolijidad, dejo de poner. Solo diré que han dejado todos los
ritos y ceremonias y abusos que tenían ...”
“...
En lo que toca si hay causas por do se les deba vedar la Sacra Comunión a
muchos dellos no la hallo (sino es el escrúpulo de algunos religiosos), que
entre ellos jamás he hallado ni rastro de idolatría, ni de hechicería sino de
supersticiones, diciendo: Con esto sanarás, si no te curas con esta yerba te
morirás; si canta el buho señal es que me ha de suceder alguna desgracia; no
cozáis el pescado en agua caliente si fuere el primero que entrare en la
pesquera, que no entra mas pescado en ella; no comáis maíz de la haza donde dio
el rayo, que estaréis malos de tal enfermedad. Cuando la mujer para hacer
lumbre aparte; poner a la puerta de la casa laurel diciendo que el demonio no
la aporrearía, como lo solía hacer. Todas estas cosas y otras ha estirpado la
palabra evangélica, sin que ya se acuerden dellas, antes la gente moza que se
ha criado con la leche del Evangelio hacen burla y se ríen de algunos viejos y
viejas que hacen algún descuido destas abusiones.
¿
Si han hecho iglesias y pilas para bautizar y agua bendita ¿. Digo que se
precian de tener mejor iglesia o templo que los otros lugares, y que ha
acontecido venir infieles, como cda día vienen de sus pueblos a los de los
cristianos, y llegar a tomar la bendición a los religiosos y preguntarles;
“¿Qué buscáis por acá?. Responden: “Venimos a ver la iglesia y casa vuestra y
de nuestros parientes”, que en siendo de un nombre o linaje, aunque sea de cien
grados, luego son parientes. Y al cabo de tiempo volver y decir: Padre, ya tenemos casa para ti y
iglesia: Vennos a enseñar, que ya los cristianos nos han dicho que esto es lo
que hemos de menester para ir a ver el Utinama que está arriba en el cielo: y
pues los caciques de por acá que son mas orobisi, que quiere decir sabios, nos
lo dicen, y se han hecho cristianos, nosotros también lo queremos ser, y
guiarnos por lo que ellos dicen y hacen enseñados por vosotros.”
En el informe del Padre Pareja se percibe la importancia
que tenía San Juan del Puerto, ya que la misión allí establecida era Vicaría y
de ella dependían diez iglesias que estaban en las aldeas de los alrededores.
Aunque se conserva poca documentación de la época, se sabe que en San Juan del
Puerto había unos 500 cristianos en 1602.
Padre Francisco Pareja
Misionero de la Orden Franciscana, nació en Auñon, un
pueblo de la Diócesis de Toledo, en España. Era uno de los once franciscanos que
llegó a La Florida con la expedición de
Menéndez de Avilés y participó activamente en la fundación de San Agustín junto
con Fray Francisco López de Mendoza y Grajales.
Años después el Padre Pareja se hizo cargo de la Misión y
Vicaría de San Juan del Puerto, aunque no sabemos si fue él quien la fundó.
Aprendió rápidamente la lengua timucuana, en la que escribió varios libros, de
gramática y religiosos, por lo que se ha conocido mas profundamente esta lengua
que ya está prácticamente perdida.
Sus obras publicadas son; “Catecismo en lengua castellana
y timuquana” (México 1612); “Catecismo y breve exposición de la doctrina
cristiana” (México 1612); “Confesionario en lengua castellana y timuquana”
(México 1613; “Gramática de la lengua timuquana de Florida” (México 1614);
“Catecismo de la doctrina cristiana en lengua timuquana” (México 1617);
“Catecismo y examen para los que comulgan, en lengua castellana y timaquana”
(México 1627).
El Padre Pareja se trasladó a México, se cree que para
escribir y publicar sus libros, porque hay que tener en cuenta que sus escritos
fueron los primeros libros publicados en la lengua de una tribu india en
América.
Murió en México, el 25 de enero de 1628.
Destrucción de San Juan del Puerto
La región que los españoles llamaban Florida, no era lo
que conocemos actualmente, ya que comprendía, además de La Florida misma, lo
que hoy ocupa Carolina del Norte y del Sur, Georgia y Alabama
La Misión de San Juan del Puerto, que tenía una torre con
campana y órgano en 1595, fue destruida en 1597 por un ataque de los indios
Guale, pero años después fue reconstruida, ya que existen documentos de la
visita a esta Misión en 1696 del misionero cuáquero Jonathan Dickinson. Hubo
una revuelta de los indios en 1656 que los españoles lograron dominar. La
región de La Florida sufrió dos grandes epidemias de peste en los años 1617 y
1672 y como es lógico San Juan del Puerto no se libró de ellas y afectó mucho
a su numero de habitantes que quedó
diezmado en las dos ocasiones.
El Gobernador inglés de Carolina del Sur, James Moore,
celoso de los avances de los españoles en La Florida y especialmente por la
importancia que había adquirido la Misión de San Juan del Puerto y su pueblo,
los atacó en 1702 destruyéndolos totalmente
y ya no fueron reconstruidos.
Estuvo enclavada cerca del río San Juan, en lo que hoy es
Fort George Island y su localización exacta está marcada en el sendero Saturiwa
de la isla, una zona de una gran riqueza
turística y que forma parte de un parque de propiedad pública cerca de la desembocadura
del río.
¿Quién la fundó ¿
Nos queda conocer quien fundó el pueblo y la Misión de San
Juan del Puerto. Lo que no hay duda es la importancia que tuvieron, pues el río
que pasa cercano al pueblo, cuya denominación es de Río San Juan, recibe su
nombre de ésta prospera Misión.
Creo y es mi criterio muy personal, que se llamó San Juan del Puerto porque por
allí estaba alguien natural del San Juan de la provincia de Huelva, de donde
habían partido varios naturales a la aventura americana
He indagado en el catalogo de Pasajeros de Indias de esos
años, y religiosos, tan solo encuentro procedente de San Juan a un clérigo, que
creo no era de la Orden Franciscana. Me refiero al Licenciado Barbosa, natural
de San Juan del Puerto, hijo de Pedro Rodríguez y Juana Gómez, que marchó a
Nueva España el 1 de septiembre de 1561.
También puede que
lo fundase algún fraile franciscano, natural de San Juan del Puerto o de algún
convento de los alrededores, pero que figurase en los documentos como de
Sevilla, a cuya Diócesis pertenecía entonces toda la actual provincia de
Huelva. Hay que tener en cuenta que había conventos de la Orden de San
Francisco en; Moguer, que se llamaba Ntra. Sra. de la Esperanza; en El
Monasterio de La Rábida; en Huelva, el que hoy está regido por los Padres
Jesuitas y en El Terrón, en Lepe
Estimo que es algo que es difícil de localizar porque en
muchos casos no figuran los lugares de procedencia, sino los conventos de donde
habían partido para integrarse en la expedición.
Hay dos datos que acercan a los franciscanos a San Juan
del Puerto: uno, es que existen indicios de que hubo un eremitorio franciscano
en este pueblo a finales del siglo XV, y otro es que aún se conserva en la
Iglesia Parroquial de San Juan, un portapaz renacentista, obra anónima en plata
con el escudo de la Orden en sus alegorías y que pudo ser donado por algún
franciscano
En Moguer también hubo un convento femenino de la Orden
Franciscana, el de Las Clarisas.
Como es actualmente aquella zona.
En la actualidad el lugar donde estuvo construido el otro
San Juan del Puerto, pertenece a la jurisdicción de Jacksonville, población
perteneciente al Estado de Florida y está dedicada la zona principalmente al
turismo. Se han realizado, antes y ahora, diferentes excavaciones arqueológicas
en las que se han conseguido muchas reliquias del pasado, que están expuestas
en los diferentes museos.
Como en casi todos los Estados Unidos, existen numerosas
asociaciones genealógicas que estudian el origen de los apellidos, donde tienen
protagonismo los de origen español y creemos que en cualquier indagación en un
archivo puede aparecer, por sorpresa, el nombre del fundador del otro San Juan
del Puerto.
Ángel Custodio
Rebollo Barroso
Ya descubri esta historia del otro San Juan del Puerto,hará 2 años 2012 O ENERO DE 2013,antes que Usted,pero no importa; y lo publique,en la pagina de facebook del Ayuntamiento de San Juan del Puerto,y hubo uno de la calle Toneleros que me puso ,verde,el otro San Juan;que resulta ,que fué el PRIMER SAN JUAN DEL PUERTO,porque el nuestro,en aquella época ,se llamaba PUERTO DE SAN JUAN!,UNA CURIOSIDAD!
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