PICARESCA
Recién el Descubrimiento, la llegada a
tierras americanas de personas que, por una u otra causa, se habían visto
obligadas a huir de España, según cuentan las crónicas, creó una serie de
problemas empeorados por la falta de la
infraestructura correspondiente, ya que por mucho control que se quisiera
establecer, era una extensión muy grande para poderla vigilar.
Había algo que imponía respeto y a la vez
temor, y eran los religiosos, llamémosle frailes, clérigos o sacerdotes Para
unos, españoles que necesitaban mantener su fe
y para unos nativos, recién convertidos al catolicismo, que poco podían
opinar sobre su nueva religión.
Todo esto hizo que muchos picaros, que
sabiendo un poco de latín y falsificando documentos, que no era muy difícil
falsear dada la precariedad de los que existían, se hicieran pasar por lo que
no eran y lograron introducirse en
conventos, aldeas y villorrios como religiosos ejercitando funciones que no les
correspondían.
Allí la mayor vigilancia la ejercía la Inquisición , quien
cuando lograba descubrir a un impostor, le hacía purgar su delito, con azotes,
prisión e incluso la relajación en autos de fe. Aunque, la infraestructura de la Inquisición en América
también era bastante precaria y muchos caso, lamentablemente, quedaron impunes.
Además actuaban como malandrines, algunos
sacerdotes o religiosos que habían sido expulsados de sus ordenes por mala conducta, como ocurrió
con Fray Pedro Muñoz, franciscano sevillano que se movía por allí con dos
hábitos, el franciscano y otro de jesuita y utilizaba el que mas convenía en
cada momento. Como hablaba latín perfectamente, no tuvo problemas hasta que fue
descubierto por el Santo Oficio. Procesado en 1584 manifestó que había dicho
misa para conseguir dinero y comida.
Lo mismo alegó un novicio llamado Pedro
Mendoza, que fue sorprendido celebrando una misa y manifestó que lo hacía para
poder comer.
Aunque hubo quien lo hizo por presumir, como
Fray Ginés de Lucena, agustino que solo estaba ordenado de subdiácono y también
fue sorprendido. Se justificó diciendo que quería que lo tomaran por sacerdote,
porque le daba mayor prestigio entre la gente.
Ángel Custodio
Rebollo
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