La biblioteca del Obispo
Hasta no hace mucho tiempo, el porcentaje de los que no sabían
leer y ni escribir en cada población era muy alto. Afortunadamente eso ha
cambiado totalmente y ahora es casi imperceptible
pues la nueva generación lo ha desterrado. Totalmente.
Por eso, cuando Don Manuel Azamor y Ramirez, llegó a América
del Sur, allá por el año 1788, para
cubrir la vacante del episcopado de Buenos Aires siendo portador de una importante
biblioteca personal, ésto fue muy comentado en todos los ámbitos porteños.
Don Manuel Azamor había nacido el 22 de octubre de 1733 en
Villablanca, en la provincia de Huelva, y era hijo de Domingo Lorenzo Azamor y de Sebastiana
Diaz Ramirez, de una importante familia del marquesado de Ayamonte...
Fue ordenado sacerdote en 1768. Pasó por importantes cargos en
la iglesia de Sevilla; canónigo, abogado de la Real Audiencia, catedrático de
leyes de la Universidad y al final
destinado a Cádiz como tesorero de su Catedral, hasta que en octubre de 1786
fue elegido por el rey Carlos III para ocupar
la Diócesis de Buenos Aires, lo que aprobó la Santa Sede el 27 de junio de
1785.
Consagrado Obispo en Cádiz el 15 de octubre de 1586. A su
llegada a Buenos Aires, se alojó en el local del Seminario (temporalmente por
encontrarse la sede episcopal en estado ruinoso), y allí continuó hasta el fin
de sus días.
Se encontró con muchos y diversos problemas en su diócesis y
emprendió su trabajo para solucionarlos. Solventó el conflicto del monasterio
de las tres monjas Capuchinas rebeldes que venía desde el anterior Obispo. Puso en orden las finanzas de la
diócesis y fijo las cantidades de dinero que debía recibir cada cura
anualmente. Emprendió obras en la Catedral de Buenos Aires y en 1791 inauguró la parte interior.
Aportó a la ciudad su biblioteca personal, que en el momento de su muerte
ascendía a 1.069 títulos y que fue la base de la Biblioteca Nacional de
Argentina. Aún hoy, se conservan la mayoría de estos libros en una sala privilegiada
de la biblioteca, que conservan anotaciones
y firmas de puño y letra de Don Manuel Azamor.
Desde 1793 su estado de salud era muy precario, pero en 1795,
se sintió muy enfermo en una visita pastoral a su extensa diócesis y falleció el 2 de octubre de aquel año. Fue
sepultado en la Catedral Metropolitana,
Ángel
Custodio Rebollo
Publicado en Huelva
Buenas Noticias el 14 de abril de 2014
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